Qué son las aftas bucales y cómo diferenciarlas de otras lesiones

Comprender qué son las aftas bucales y cómo distinguirlas de otras lesiones similares es esencial para identificarlas correctamente y saber cómo tratarlas cuando aparecen. Aunque son pequeñas, pueden generar una molestia considerable, haciendo que acciones tan habituales como hablar, comer o incluso beber resulten incómodas.

En este artículo explicamos de forma detallada qué son las aftas y por qué salen, en qué se diferencian de otras lesiones bucales y qué puedes hacer para aliviarlas y acelerar su curación.

Qué son las aftas bucales 

Las aftas son pequeñas lesiones que aparecen en la mucosa interna de la boca. Estas lesiones suelen tener un tamaño reducido —normalmente entre 2 y 8 milímetros—, una forma redondeada u ovalada y un centro blanquecino rodeado por un halo rojo. Se trata de pequeñas úlceras molestas y en ocasiones, dolorosas, que no son contagiosas y que no tienen relación con virus como el herpes, una confusión que se suele cometer muy a menudo. 

Por qué salen las aftas bucales: causas más comunes

Las aftas en la boca suelen aparecer en los momentos más inesperados y aunque no existe una única causa clara, sí hay varios factores que aumentan notablemente su aparición:

Microtraumatismos en la mucosa

A veces un mordisco accidental, un cepillado demasiado brusco o el roce con un aparato de ortodoncia puede desencadenar una afta. La piel de la boca es muy delicada, y un pequeño daño puede ser suficiente para que se forme la lesión.

Estrés emocional y cansancio

Cuando el organismo está sometido a un periodo de tensión prolongado, el sistema inmunitario puede alterarse, facilitando la aparición de aftas en personas predispuestas.

Cambios hormonales

En ocasiones, las aftas aparecen en determinados momentos del ciclo menstrual o durante épocas de cambios hormonales significativos.

Deficiencias nutricionales

La falta de ciertos nutrientes puede favorecer la aparición repetida de aftas. 

Predisposición genética

La predisposición genética hace que algunas personas tengan mayor tendencia a desarrollarlas incluso sin factores desencadenantes evidentes.

Reacciones a alimentos o irritantes

Comidas muy ácidas, picantes o ásperas pueden irritar la mucosa y facilitar la aparición de una úlcera. Puede ocurrir al consumir ciertos alimentos como por ejemplo los frutos secos, el tomate o la piña.

Aftas en la lengua, el paladar, los labios o la garganta 

Aunque la mayoría de aftas se localizan en la cara interna de los labios, pueden aparecer en distintos puntos de la boca, lo que a veces puede llegar confundir:

Aftas en la lengua

Las aftas linguales suelen ser especialmente molestas debido al continuo contacto con los dientes y al movimiento constante de la lengua. Cuando aparecen, el dolor puede intensificarse al hablar, comer alimentos ácidos o incluso tragar saliva, lo que hace que muchas personas crean que “son más graves” cuando en realidad simplemente son más incómodas por la zona en la que están.

Aftas en el paladar

Cuando la afta se localiza en el paladar blando, la molestia se vuelve muy evidente al rozar la zona con alimentos duros. Es frecuente que se confundan con quemaduras o pequeñas lesiones provocadas por alimentos.

Aftas en los labios 

Son las más frecuentes. Aparecen en la mucosa interna del labio y tienden a irritarse con facilidad al hablar o al masticar. Su dolor es punzante y localizado, y suelen tener un tamaño pequeño pero muy perceptible.

Aftas en la garganta

Aunque menos habituales, pueden aparecer en la parte posterior de la boca o en la zona donde empieza la garganta. Cuando sucede, pueden generar sensación de “punzada” o molestia al tragar, pero siguen siendo lesiones superficiales y no representan un riesgo mayor que las aftas de otras zonas.

En todos los casos, la lesión mantiene las características típicas de una úlcera: centro blanquecino o amarillento y borde rojizo.

Diferenciar aftas de otras lesiones bucales

No todas las lesiones de la boca son aftas, y confundirlas puede generar preocupación innecesaria o aplicar un tratamiento inadecuado. Algunas de las confusiones más habituales son:

Aftas vs. herpes labial

El herpes aparece en el exterior del labio, generalmente en forma de pequeñas ampollas que duelen y arden. Está provocado por el virus del herpes simple (VHS-1) un virus muy contagioso. Las aftas, en cambio, siempre aparecen dentro de la boca, nunca presentan ampollas y no se contagian.

Aftas vs. mordeduras

A veces una mordedura interna puede parecer una afta al convertirse en una pequeña lesión. La diferencia es que las mordeduras suelen tener un borde más irregular mientras que las aftas presentan una forma más definida y redondeada.

Aftas vs. infecciones por hongos (candidiasis)

La candidiasis provoca placas blancas difusas que se desprenden, dejando la zona enrojecida. No presentan la forma redondeada de las aftas ni dolor punzante.

Cómo se curan las aftas bucales 

A pesar de lo molestas que son, las aftas suelen curarse solas en un plazo de entre 7 y 14 días. Sin embargo, existen medidas que ayudan a acelerar este proceso, disminuir el dolor y evitar que empeoren:

Cuidado con los alimentos irritantes

Durante los primeros días es habitual que comer resulte muy doloroso, especialmente si se consumen alimentos picantes, salados, ácidos o muy calientes. Evitar este tipo de comidas durante el proceso de cicatrización permite que la mucosa no se irrite más y que la lesión evolucione mejor.

Productos de alivio local

Existen productos específicamente diseñados para aftas que actúan formando una película protectora. Esta capa reduce el dolor de forma notable y favorece la cicatrización. Además, muchos de estos productos contienen ingredientes calmantes o regeneradores adecuados y seguros para uso bucal.

Buena higiene oral sin agresiones

Un cepillado brusco puede retrasar la recuperación ya que puede irritar ligeramente la mucosa en personas sensibles. Es recomendable usar un cepillo de cerdas suaves.

Mantener una hidratación adecuada

Beber abundante agua ayuda a mantener una buena hidratación, a que la mucosa esté menos irritada y a que el proceso de regeneración sea más cómodo.

Controlar el estrés cuando es un factor desencadenante

Si identificas que las aftas aparecen en momentos de tensión emocional, incorporar hábitos de manejo del estrés —como respiración, ejercicio o descanso adecuado— puede disminuir la frecuencia con la que aparecen.

Revisar las carencias nutricionales si las aftas son muy frecuentes

Cuando las aftas aparecen varias veces al mes o de forma casi continua, es aconsejable consultar con un profesional para comprobar si existe alguna deficiencia en nutrientes.

Conocer qué son las aftas bucales, por qué aparecen y cómo diferenciarlas de otras lesiones es fundamental para tratarlas adecuadamente y evitar confusiones. Aunque su origen puede estar relacionado con factores variados —desde irritaciones y estrés hasta pequeños traumatismos—, existen soluciones eficaces para aliviar el dolor y acelerar la cicatrización.

Si aparecen con frecuencia o tardan demasiado en curar, consultar a un profesional de la salud es la opción más adecuada. Pero en la mayoría de situaciones, unos buenos hábitos de cuidado bucal y productos específicos para aftas bastan para que mejoren de forma rápida y cómoda.

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